Estoy segura que has leído el título del artículo, y te han entrado unas ganas enormes de querer saber el origen del perfeccionismo. Y es que, no me extraña.
Todos, en algún momento de nuestra vida nos hemos propuesto una serie de metas u objetivos fuera del alcance de nuestros recursos o capacidades, y, oye, no es malo ¿eh?, que proponernos retos no está nada mal, pero este perfeccionismo es adaptativo, ese que contiene disciplina, exigencia, se aceptan errores en caso de fracaso, y se pueden aceptar con facilidad, aprendiendo de los errores.
Nos centramos en el otro mejor, en el desadaptativo. ¿Porqué? Por que el perfeccionismo «negativo» está marcado por la angustia, siendo el objetivo final evitar las críticas y temor al error. De aquí surge una creencia muy profunda «Si lo hago perfecto, me amarán» o, me aceptarán, me querrán, me valoraran. Todo se mide en términos de logros y resultados. Por lo que, el perfeccionista piensa que, si se hace perfecto, es valioso; si no, no sirve para nada.
Normalmente las personas con un elevado nivel de perfección realizan conductas de comprobación y planificación, comparación con otros, ya que se perciben inferiores que el resto.
Muchas veces, el perfeccionista queda atrapado en la mirada de los demás. De allí su intento por evitar los errores y los desastres y su dificultad para relajarse.
¿Cuáles son las características de una persona perfeccionista?
A. Comienza alguna tarea con una gran preocupación por equivocarse o cometer errores, por lo que si esto ocurre siente que todo se estropea, todo se viene abajo, como resultado de un pensamiento catastrófico, porque viven el error como una catástrofe, algo imperdonable, que no podía suceder, un estigma, como algo que disminuye su estima.
B. Tiene metas muy elevadas y difíciles de alcanzar. Establece metas irreales, en cuanto a la magnitud o al tiempo para lograrlas, lo cual lo lleva muchas veces a frustrarse.
C. Tiene la necesidad de no relajarse hasta que algo sea perfecto. Piensa en términos de extremo: todo o nada. «Me sale perfecto o es un desastre». Así pierde de vista los grises, los cálidos y los templados.
Y ahora lo más interesante, ¿de dónde viene esto de que una persona sea perfeccionista?
1. Predisposición genética, es decir, existe presencia biológica del rasgo de ansiedad de personalidad.
2. Estilo parental y maternal autoritario, por lo que existe un exceso de exigencias desde la infancia, por lo que se vuelven muy exigentes y desarrollan esta personalidad porque en su día les castigaron los errores de una forma muy extrema. Así los y las menores aprenden que los errores no serán tolerados y creen que la única forma de conseguir amor y aprobación por parte de su padre y/o madre es mediante la excelencia y complacencia.
3. Crecer en un ambiente en el que se reciben elogios de manera excesiva, por lo que la persona se acostumbra a estos niveles tan altos de alabanzas y su autoestima llega a depender de ellas. Esta dependencia genera un alta presión interna por lograr elogios externos como mecanismo de defensa y mantenimiento de la autoestima.
4. Recibir humillaciones, burlas y/o desprecios desde la infancia, por lo que, desarrolla una autoestima baja y sentimientos de inutilidad y fracaso que intenta compensar mediante un alto desempeño. También se vigilan de forma excesiva cómo se comportan para que cumplan los criterios autoimpuestos.
5. Comparaciones con los demás. Criarse en un hogar en que algún miembro, o más de uno, de la familia haya tenido mucho éxito y las comparaciones han sido constantes. La persona genera un sentimiento de inferioridad mediante comparación.
6. La crianza con padres y/o madres perfeccionistas dado que son modelo y referencia de los niños y niñas, que aprenden por observación conductas y estilos de pensamiento de la familia.
7. Al igual que en el ambiente familiar, las escuelas también potencian el perfeccionismo mediante estándares académicos muy exigentes, severos y autoritarios. Por lo que el alumnado puede interiorizar estos estándares de exigencia y aplicarlos en otros ámbitos de su vida.
8. La baja tolerancia a la frustración también puede influir en el perfeccionismo. La tolerancia a la frustración se relaciona con la tolerancia y aceptación de cierto nivel de la imperfección. Si se desarrolla una baja tolerancia a la frustración, es posible que no se reconozca ningún logro si no es totalmente perfecto de acuerdo con los propios criterios.
9. Afectividad negativa, ya que tienen una alta predisposición al perfeccionismo ya que se relaciona con culpabilidad y preocupación (también genético).
10. Cultura de la competitividad, en la que se valoran a las personas en base a sus resultados, logros y éxito. Aquello que se considera éxito o no es establecido en la sociedad por convención social. Así, las personas buscan llegar a los elevados criterios de éxito impuestos externa y socialmente. El ajuste o no a estos criterios externos tienen un gran peso en la autoevaluación de la persona. Asimismo, se fomenta la constante comparación y destacar por encima de las demás personas.
¿Cómo se siente el perfeccionista?
- La autocrítica va de la mano, pero la negativa; cuando algo le sale mal aparece la culpa junto con el enfado, resultado de su rigidez de pensamiento.
- Suelen vivir insatisfechos porque siempre pierden de vista el disfrutar el aquí y el ahora.
- Es hiperexigente. Pospone y revisa todo mil veces, siendo esta actitud a veces paralizante. Por ello muchos de ellos avanzan muy lentamente a la hora de tomar decisiones. Son muy duros con ellos mismos ya que su conciencia moral los castiga si hacen algo mal afectando a su autoestima y logros.
Pero tranquilos, si te sientes identificad@, eres consciente de tu personalidad, o conoces alguien así, dile que por supuesto, tiene solución y tratamiento acudiendo a profesionales de la salud mental.